EL PROGRESO: El Breogán, sin orden ni control.
Paco Basanta / El Progreso (Lugo)
Paciencia. O mucho cambia la situación o van a ser necesarias muchas dosis de paciencia en esta temporada. Después de cuatro jornadas, el futuro del Leche Río Breogán presenta más sombras de las que en estos momentos serían recomendables. Queda el recuerdo del buen inicio en Murcia pero pesa demasiado, mucho más, la pobre imagen ofrecida, sobre todo, en los dos encuentros disputados en el Pazo dos Deportes de Lugo. Y este miércoles, segunda derrota en casa, esta vez ante el UB Murcia (66-77).
Se adivina un cierto potencial a la plantilla breoganista pero sin embargo se exhibe una preocupante limitación. El interrogante es si esto es debido más a un deficiente bagaje táctico y colectivo o si la valoración de la plantilla es más un ejercicio de optimismo que de pura realidad. O, incluso, si todo se debe a un compendio de ambas circunstancias.
El desorden mostrado este miércoles por el equipo lucense es difícilmente justificable. Carreras descontroladas —prácticamente ninguna transición se llevó con orden y muchas de ellas acabaron en faltas de ataque, Brown y Amador, o con balones perdidos por parte, sobre todo, de Betinho o Feldeine— ausencia absoluta de buenas posiciones de lanzamiento en un ataque que generalmente se distinguió por el uno contra cinco y que prescindió olímpicamente de la posibilidad de explotar el juego interior, favoreciendo el trabajo defensivo del rival.
A medida que los jugadores del Breogán se empiezan a desesperar por su inutilidad atacante, la defensa, con obvios problemas de ajustes, también pierde consistencia e incluso el rebote, una de las facetas en las que el Breogán debería hacerse fuerte, acaba siendo insultántemente frágil.
Con todo esto, lo verdaderamente milagroso es que el Leche Río Breogán fuera capaz de afrontar los diez últimos minutos de partido todavía con opciones de triunfo (51-54), aunque en el tramo final del encuentro, el equipo lucense acabaría hundiéndose en su propia mediocridad y lo que es peor, con una imagen absolutamente caótica.
Paciencia. O mucho cambia la situación o van a ser necesarias muchas dosis de paciencia en esta temporada. Después de cuatro jornadas, el futuro del Leche Río Breogán presenta más sombras de las que en estos momentos serían recomendables. Queda el recuerdo del buen inicio en Murcia pero pesa demasiado, mucho más, la pobre imagen ofrecida, sobre todo, en los dos encuentros disputados en el Pazo dos Deportes de Lugo. Y este miércoles, segunda derrota en casa, esta vez ante el UB Murcia (66-77).
Se adivina un cierto potencial a la plantilla breoganista pero sin embargo se exhibe una preocupante limitación. El interrogante es si esto es debido más a un deficiente bagaje táctico y colectivo o si la valoración de la plantilla es más un ejercicio de optimismo que de pura realidad. O, incluso, si todo se debe a un compendio de ambas circunstancias.
El desorden mostrado este miércoles por el equipo lucense es difícilmente justificable. Carreras descontroladas —prácticamente ninguna transición se llevó con orden y muchas de ellas acabaron en faltas de ataque, Brown y Amador, o con balones perdidos por parte, sobre todo, de Betinho o Feldeine— ausencia absoluta de buenas posiciones de lanzamiento en un ataque que generalmente se distinguió por el uno contra cinco y que prescindió olímpicamente de la posibilidad de explotar el juego interior, favoreciendo el trabajo defensivo del rival.
A medida que los jugadores del Breogán se empiezan a desesperar por su inutilidad atacante, la defensa, con obvios problemas de ajustes, también pierde consistencia e incluso el rebote, una de las facetas en las que el Breogán debería hacerse fuerte, acaba siendo insultántemente frágil.
Con todo esto, lo verdaderamente milagroso es que el Leche Río Breogán fuera capaz de afrontar los diez últimos minutos de partido todavía con opciones de triunfo (51-54), aunque en el tramo final del encuentro, el equipo lucense acabaría hundiéndose en su propia mediocridad y lo que es peor, con una imagen absolutamente caótica.
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