EL DIA: Alegres si lo único importante es ganar.
La Palma realizó un mal partido, pero logró su quinto triunfo Perico Sala y Sebas Arrocha no son los mismos jugadores que al principio de la temporada Destacó, otra vez, Yao Koffi.

V. MARTÍN, La Palma
La Palma le ganó a un rival cuyo entrenador y jugadores se pelean a "grito" pelado, se recuerdan a sus familiares más cercanos y en el que incluso el que está lesionado (Virgil) se mete en los tiempos muertos para "opinar". No son una "murga", no es eso, pero no cobran y están enfadados. El "UB" tiene problemas, olvida que es menos malo agitarse en la duda que descansar en el error, pero ganó. En su "mundo", metido en su esfera de incomodidades, sumó un triunfo que le permite tomar oxígeno para encontrar una vía de escape a sus propias vergüenzas.
Aun con todo, La Palma salió a escena con la pizarra en la frente. Sabía dónde estaba el mal ajeno. Tenía claro su trabajo. Meter en la pintura para romper a Illescas. Y bien, a los cinco minutos iba ganando 10-2. De aquella decena de puntos, ocho, casi todos, eran del más grande, Kholmaier. El "5" se fue al banquillo. Cuestión de aire. Ellos, que llegaron con lo justo, tenían problemas, aquellos que parecían multiplicarse con las faltas de Lyons. Pero no, reaccionaron.
Illescas tuvo un leve empuje, apretó los dientes para irse arriba. El hombre solitario es una bestia o un dios (la frase debe ser de alguien que leí algún día). La Palma aguantó, jugaba a lo que estaba planificado, sin maravillas pero aplicando lo estudiado y se fue al primer parón con dosis de confianza (19-12).
A la vuelta, en el segundo cuarto, se "abre" la verdad. Todo lo demás es mentira. Como dijo mi "amigo" Aristóteles, lo mejor es salir de la vida como de una fiesta, ni sediento ni bebido. Y es muy feo mentir (esa frase es de mamá). Ellos se fueron al descanso empatados a 35. No es lo peor. Eso es pasajero. Lo que queda es que Sala no entiende que lo que le da su valor a una taza de barro es el espacio vacío que hay entre sus paredes. Es el "1" del equipo y juega como un reserva. Tiene que "morder", gritar, asumir un rol de protagonista, y, sin embargo, pierde en el manejo, en las cosas menos importantes.
Domingo sacó a Sala. Nunca más lo puso. Pero, cuidado, Sebas, el jugador que ofrece la magia a La Palma, acabó el primer tiempo (dos cuartos) con un solo tiro lanzado. Uno solo... y fallado. Jugó casi 10 minutos. Si entremezclamos ambos argumentos, que no tiene a su base bueno (perdón por Canals) y al jugador que saca conejos de un calcetín, el "UB" se queda huérfano.
En el tercer cuarto, ellos estuvieron prácticamente 5 minutos, la mitad del tiempo, sin meter ninguna canasta. Jugaban los justos y alguno que entraba para dar descanso. Necesitaban momentos de reposo. En ese período, el "UB" fue un equipo espeso, con pocos recursos arriba, sin movimientos preestablecidos, arrugado. Los puntos de Terrell, Yáñez y Canals (1+1) sirvieron para tomar ventajas, pero no es eso. No hablamos de ganar o perder. Hablamos de sentir. De enganchar. De hacer soñar al niño que lo ve desde la grada. ¿Se entiende o es que me hago mayor?
Antes del último cuarto, arreón del Illescas. López, Driesen y Lions metieron en "agua caliente" el marcador. Se hizo pequeño. Luego, intencionada de Sebas y lo ajeno, aquella "cosa" (es así), iba ganando primero por 41-42 y luego por 48-51. ¡Qué miedo!
Gracias a que La Palma tiene orgullo. Dos narices (o lo otro que es más peludo). Que supo apretar al inicio del último cuarto, que ellos estuvieron otros casi 5 minutos sin anotar, que Terrell apareció en los minutos finales, que Alonso mandó al técnico en busca de sus antepasados... Son noches en las que hay que dormir sin apagar la luz. Como cuando uno era niño. Con la lámpara encendida y los ojos sin cerrar. Y pensar. Darle vueltas para evitar que una mentira llevada a hombros se pueda convertir en verdad. Sí, que un triunfo no evite, eso no, buscar alternativas para evitar que el equipo se "muera" en la rutina.
UB La Palma: Canals (9), Kohlmaier (14), Terrell (14), Ermolinski (4), Arrocha (4), -inicial-, Yánez (5), Koffi (18), Sala (-), Suka (2) y Jonzén (2).
CB Illescas: Charquero (6), Martín (6), Lyons (16), Jiménez (3), López (-), -inicial-, Sancho (14), López (4), Driesen (8) y Alonso (10).
Árbitros: Sánchez Mohedas y Labrac Naranjo. Mal. Sin rigor y con excesos.
Parciales: 10-2, 19-12, 27-25, 35-35, -descanso-, 41-37, 48-51, 60-54 y 72-67.
Incidencias: Encuentro disputado en el pabellón insular de Miraflores ante unos 300 espectadores. Noche lluviosa para subir a lo alto de la capital. ¿Cuándo se acabará el pabellón del casco urbano?
V. MARTÍN, La Palma
La Palma le ganó a un rival cuyo entrenador y jugadores se pelean a "grito" pelado, se recuerdan a sus familiares más cercanos y en el que incluso el que está lesionado (Virgil) se mete en los tiempos muertos para "opinar". No son una "murga", no es eso, pero no cobran y están enfadados. El "UB" tiene problemas, olvida que es menos malo agitarse en la duda que descansar en el error, pero ganó. En su "mundo", metido en su esfera de incomodidades, sumó un triunfo que le permite tomar oxígeno para encontrar una vía de escape a sus propias vergüenzas.
Aun con todo, La Palma salió a escena con la pizarra en la frente. Sabía dónde estaba el mal ajeno. Tenía claro su trabajo. Meter en la pintura para romper a Illescas. Y bien, a los cinco minutos iba ganando 10-2. De aquella decena de puntos, ocho, casi todos, eran del más grande, Kholmaier. El "5" se fue al banquillo. Cuestión de aire. Ellos, que llegaron con lo justo, tenían problemas, aquellos que parecían multiplicarse con las faltas de Lyons. Pero no, reaccionaron.
Illescas tuvo un leve empuje, apretó los dientes para irse arriba. El hombre solitario es una bestia o un dios (la frase debe ser de alguien que leí algún día). La Palma aguantó, jugaba a lo que estaba planificado, sin maravillas pero aplicando lo estudiado y se fue al primer parón con dosis de confianza (19-12).
A la vuelta, en el segundo cuarto, se "abre" la verdad. Todo lo demás es mentira. Como dijo mi "amigo" Aristóteles, lo mejor es salir de la vida como de una fiesta, ni sediento ni bebido. Y es muy feo mentir (esa frase es de mamá). Ellos se fueron al descanso empatados a 35. No es lo peor. Eso es pasajero. Lo que queda es que Sala no entiende que lo que le da su valor a una taza de barro es el espacio vacío que hay entre sus paredes. Es el "1" del equipo y juega como un reserva. Tiene que "morder", gritar, asumir un rol de protagonista, y, sin embargo, pierde en el manejo, en las cosas menos importantes.
Domingo sacó a Sala. Nunca más lo puso. Pero, cuidado, Sebas, el jugador que ofrece la magia a La Palma, acabó el primer tiempo (dos cuartos) con un solo tiro lanzado. Uno solo... y fallado. Jugó casi 10 minutos. Si entremezclamos ambos argumentos, que no tiene a su base bueno (perdón por Canals) y al jugador que saca conejos de un calcetín, el "UB" se queda huérfano.
En el tercer cuarto, ellos estuvieron prácticamente 5 minutos, la mitad del tiempo, sin meter ninguna canasta. Jugaban los justos y alguno que entraba para dar descanso. Necesitaban momentos de reposo. En ese período, el "UB" fue un equipo espeso, con pocos recursos arriba, sin movimientos preestablecidos, arrugado. Los puntos de Terrell, Yáñez y Canals (1+1) sirvieron para tomar ventajas, pero no es eso. No hablamos de ganar o perder. Hablamos de sentir. De enganchar. De hacer soñar al niño que lo ve desde la grada. ¿Se entiende o es que me hago mayor?
Antes del último cuarto, arreón del Illescas. López, Driesen y Lions metieron en "agua caliente" el marcador. Se hizo pequeño. Luego, intencionada de Sebas y lo ajeno, aquella "cosa" (es así), iba ganando primero por 41-42 y luego por 48-51. ¡Qué miedo!
Gracias a que La Palma tiene orgullo. Dos narices (o lo otro que es más peludo). Que supo apretar al inicio del último cuarto, que ellos estuvieron otros casi 5 minutos sin anotar, que Terrell apareció en los minutos finales, que Alonso mandó al técnico en busca de sus antepasados... Son noches en las que hay que dormir sin apagar la luz. Como cuando uno era niño. Con la lámpara encendida y los ojos sin cerrar. Y pensar. Darle vueltas para evitar que una mentira llevada a hombros se pueda convertir en verdad. Sí, que un triunfo no evite, eso no, buscar alternativas para evitar que el equipo se "muera" en la rutina.
UB La Palma: Canals (9), Kohlmaier (14), Terrell (14), Ermolinski (4), Arrocha (4), -inicial-, Yánez (5), Koffi (18), Sala (-), Suka (2) y Jonzén (2).
CB Illescas: Charquero (6), Martín (6), Lyons (16), Jiménez (3), López (-), -inicial-, Sancho (14), López (4), Driesen (8) y Alonso (10).
Árbitros: Sánchez Mohedas y Labrac Naranjo. Mal. Sin rigor y con excesos.
Parciales: 10-2, 19-12, 27-25, 35-35, -descanso-, 41-37, 48-51, 60-54 y 72-67.
Incidencias: Encuentro disputado en el pabellón insular de Miraflores ante unos 300 espectadores. Noche lluviosa para subir a lo alto de la capital. ¿Cuándo se acabará el pabellón del casco urbano?

<< Home