EL HERALDO: El CAI Zaragoza vence en los últimos segundos.

El CAI venció en La Palma con una canasta de Colom a tres segundos del final, aunque volvió a mostrarse demasiado irregular (81-82).



ENRIQUE COSCOLÍN. La Palma

Se sufrió más de lo debido, hasta rozar el infarto, pero el CAI Zaragoza logró el cometido con el que había viajado a La Palma. No mejoró en exceso con respecto a tropiezos anteriores y dejó que el rival le complicara un partido que debió sentenciar mucho antes, pero finalmente logró un triunfo vital merced a una canasta del joven Quino Colom a falta de sólo tres segundos del final.

Los de Mateo, cuya pizarra funcionó esta vez a la perfección, no se han quitado de encima una peligrosísima irregularidad, y una clara dependencia de hombres como Lescano o Victoriano en ataque. Sin embargo, en esta ocasión el corazón rojillo pudo con el infarto y con una multitud de circunstancias que complicaban el triunfo, tales como las lesiones de Angulo y Vidaureta, la lesión mediado el choque de Alberto Corbacho, o las excesivas faltas con las que fueron castigados los hombres altos zaragozanos.

Lo que está claro es que el CAI salió de muy distinta manera a como lo había hecho en sus últimos y desastrosos desplazamientos. El equipo de Mateo saltó a la cancha del pabellón de Miraflores con una gran intensidad, dispuesto a correr siempre que pudiera y tratando de tapar con agresividad las armas fuertes de los canarios, como eran el pívot Alfonso Albert y los francotiradores Edwards y Arrocha. Hasta el propio técnico Chus Mateo se enfadaba con sus hombres y criticaba desde el banquillo las pérdidas de los suyos, ya que podía suponer un lastre en un inicio pormetedor de los rojillos.

Con Matías Lescano como auténtico líder de un grupo en el que todos se entregaban y aportaban, el CAI comenzó a tomar ventajas desde el inicio. Su defensa era de calidad, tanto en individual como en las diversas zonas planteadas por su entrenador, y se escapó 0-7 primero y 23-35 mediado el segundo cuarto. Y es que en ataque los zaragozanos planteaban muchas alternativas. O eran penetraciones de Victoriano, o balones al poste bajo tanto a Evans como a Starosta o, especialmente, los triples, faceta en la que los de Mateo brillaron durante muchos minutos.

Claro está que Albert ya hacía de las suyas provocando dos faltas a todos los jugadores interiores del CAI en muy pocos minutos. Ese era el principio del fin, o en esta vez, del sufrimiento. Porque los aragoneses dejaron muy claro anoche que la irregularidad los destroza, y, sobre todo, este equipo no parece ni de lejos el que debe ser cuando el "Bicho" Lescano no está en la pista.

Con los pívots atenazados por las personales, los interiores locales sacaban petróleo en cada acción y se llevaban prácticamente todos los rebotes (12 más que el CAI al término del encuentro). Las distancias se recortaban y el encuentro entró en una fase loca en la que las defensas no existían y el más listo tomaba el mando. Esos fueron los pupilos de Eloy Doce, quienes con transiciones rapidísimas que pillaban por sorpresa a los rojillos, dieron la vuelta al encuentro. Gracias a eso y a la fortuna de Edwards en los triples (metió dos a tabla) y la constancia de un pequeño eléctrico como Arrocha.

El CAI no sabía como salir del pozo, pero la aparición de Faverani en el último parcial y la continua y espectacular aportación de Lescano ponía el partido muy de cara para Mateo y los suyos. Tan de cara que era imposible que se escapara. Sin embargo, la quinta falta del "Bicho" hundió a los zaragozanos quienes se plantaron a falta de minuto y medio con empate en el electrónico. Entonces, un triple de Maraker evitaba el desastre y una última jugada genial daba un nuevo respiro a los rojillos.

Era, como en Valencia (aunque alló salió mal), Quino Colom el que tomaba la responsabilidad y con una canasta de dos a falta de tres segundos para el bocinazo final impulsaba un nuevo pasito hacia la tranquilidad total.

Podía haber sido un pasito hacia la Copa Príncipe, pero el resto de resultados imposibilitan su disputa por segundo año consecutivo. Un mal menor, pero que refleja la mala dinámica que ha llevado el equipo y que no acaba de corregir.

Sí, sí. Lo importante era ganar fuera de casa de una vez, pero el trabajo que le queda a este grupo sigue siendo inmenso. Y a buen seguro que los cambios en la plantilla no han terminado todavía, ya que los hombres importantes siguen siendo los mismos. Una semana más, y una Navidad para recapacitar.