EL DIA: El "UB" murió en la orilla tras un gran partido.
La Palma ganaba faltando algo más de tres segundos para el final, pero no tuvo esa suerte que a veces se necesita en el juego. Venció el Zaragoza, con un gran equipo y, también, con ayuda arbitral.
FOTO: Fran Herrera
V. MARTÍN, S/C de La Palma
Dan ganas de dejar la crónica en blanco. De verdad. Poner un crucigrama, dos adivinanzas y que usted (que lee) se entretenga. Pero claro, hay que escribir. Con prisas (ahora son las 23:22 horas) y mosqueado. La Palma perdió de un mísero, maldito, punto. De uno. Al final, después de navegar el océano, de remontar, de partirse el alma y todo, absolutamente todo, para morir en la orilla. Era el CAI, vale, y quizás algunos piensen que es una derrota dulce, que se imagen fue buena... todas esas chorradas. Se perdió (81-82) y la cara de tonto que queda al final no la consuelan milongas.
Para que quede claro, para no perderse en estadísticas, sistemas y desarrollo global del juego, le cuento (si me lo permite) la parte buena. Mena metió dos tiros libres faltando casi 10 segundos. La Palma se puso uno arriba, 81-80. La posesión, por tanto, era ajena. El CAI ya no tenía a Lescano, su referencia, y decidió darle el balón al base suplente (qué más da el nombre). Penetró y en una posición complicada metió de dos, 81-82. El "UB", con tres segundos por jugar, casi nada, tuvo la oportunidad de ganar, pero el lanzamiento desesperado, sudando, de Mena se fue al hierro y no quiso entrar. Es, en un resumen tan corto como doloroso, la historia de todo.
Hasta aquí, todo lo anterior, es la historia del sufrimiento. De ese abismo que siembra la derrota. Pero, es verdad, antes hubo cosas, muchas cosas, para acostarse con la camiseta del "UB". Y es que el CAI comenzó el partido con un parcial de 7-0 y en aquel arranque pensar en ganar era como soñar con ser hijo de Walt Disney, que un día, aún me acuerdo, dijo aquello de "piensa, cree, sueña y atrévete".
Aquel arranque levantó el orgullo del pobre. Del pobre que no tiene suerte. De La Palma. Hasta cinco jugadores del Zaragoza habían logrado triples. Victoriano, Corbacho, Faverani... tienen una artillería, pero Edwards mantuvo en el primer cuarto al "UB". A la vuelta, apareció Sebas Arrocha y entiendes, casi con los ojos cerrados, que todo el dinero del mundo no compra almas. El chico de San Sebastián, del barrio, metió ocho puntos y, sobre todo, metió aire en el cuello ajeno, arrancó el "600" para detener al Mercedes y, también, con la ayuda de Taylor fue reduciendo ventajas hasta el 40-41. El Zaragoza sólo pudo agarrarse a Lescano, que logró 11 puntos. Los demás, temblaban. Y no era de frío, que el pabellón estaba calentito.
En el tercer cuarto, Palenzuela (¿por qué me suena a música su nombre?) ya llevaba la "elástica" rival, apareció Edwards, fue el mejor de La Palma. Metió 11 puntos, con dos triples, lo apoyó Arrocha, aquel triple de Taylor... pero el Zaragoza aguantaba. Los "jodidos" tenían a Lescano, Faverani... mucha gente. Pero el "UB" se fue al último parón ganando, 63-61.
Y en los últimos diez minutos, ellos ya habían realizado todas las variaciones defensivas posibles, con zonas presionantes y ajustes detrás, La Palma tuvo sus opciones de ganar, tras remontar aquel 71-77 y ponerse 79-77, pero esta vez, aunque duela, la fortuna, no más explicación, estuvo del lado del rico. ¡Que juego más injusto!
UB La Palma: Mena (9), Wachsmann (9), Albert (8), Liñán (5), Edwards (21), -inicial-, Koffi (1), Taylor (7), Bárcenas (5) y Arrocha (16).
CAI Zaragoza: Lescano (21), Evans (10), Victoriano (13), Onyekwe (9), Starosta (2), -inicial-, Maraker (5), Faverane (12), Corbacho (6), Colón (4) y Maio (-).
Árbitros: Palenzuela, si le ponen una camisa roja ya juega en el CAI; y Velasco, bien. Excluyeron con cinco faltas al visitante Lescano.
Parciales: 6-13, 22-28, 25-37, 40-41, -descanso-, 49-47, 63-61, 69-72 y 81-82.
Incidencias: Encuentro disputado en el pabellón insular de Miraflores ante unos 800 espectadores que viven, sienten y saben de baloncesto.
FOTO: Fran Herrera
V. MARTÍN, S/C de La Palma
Dan ganas de dejar la crónica en blanco. De verdad. Poner un crucigrama, dos adivinanzas y que usted (que lee) se entretenga. Pero claro, hay que escribir. Con prisas (ahora son las 23:22 horas) y mosqueado. La Palma perdió de un mísero, maldito, punto. De uno. Al final, después de navegar el océano, de remontar, de partirse el alma y todo, absolutamente todo, para morir en la orilla. Era el CAI, vale, y quizás algunos piensen que es una derrota dulce, que se imagen fue buena... todas esas chorradas. Se perdió (81-82) y la cara de tonto que queda al final no la consuelan milongas.
Para que quede claro, para no perderse en estadísticas, sistemas y desarrollo global del juego, le cuento (si me lo permite) la parte buena. Mena metió dos tiros libres faltando casi 10 segundos. La Palma se puso uno arriba, 81-80. La posesión, por tanto, era ajena. El CAI ya no tenía a Lescano, su referencia, y decidió darle el balón al base suplente (qué más da el nombre). Penetró y en una posición complicada metió de dos, 81-82. El "UB", con tres segundos por jugar, casi nada, tuvo la oportunidad de ganar, pero el lanzamiento desesperado, sudando, de Mena se fue al hierro y no quiso entrar. Es, en un resumen tan corto como doloroso, la historia de todo.
Hasta aquí, todo lo anterior, es la historia del sufrimiento. De ese abismo que siembra la derrota. Pero, es verdad, antes hubo cosas, muchas cosas, para acostarse con la camiseta del "UB". Y es que el CAI comenzó el partido con un parcial de 7-0 y en aquel arranque pensar en ganar era como soñar con ser hijo de Walt Disney, que un día, aún me acuerdo, dijo aquello de "piensa, cree, sueña y atrévete".
Aquel arranque levantó el orgullo del pobre. Del pobre que no tiene suerte. De La Palma. Hasta cinco jugadores del Zaragoza habían logrado triples. Victoriano, Corbacho, Faverani... tienen una artillería, pero Edwards mantuvo en el primer cuarto al "UB". A la vuelta, apareció Sebas Arrocha y entiendes, casi con los ojos cerrados, que todo el dinero del mundo no compra almas. El chico de San Sebastián, del barrio, metió ocho puntos y, sobre todo, metió aire en el cuello ajeno, arrancó el "600" para detener al Mercedes y, también, con la ayuda de Taylor fue reduciendo ventajas hasta el 40-41. El Zaragoza sólo pudo agarrarse a Lescano, que logró 11 puntos. Los demás, temblaban. Y no era de frío, que el pabellón estaba calentito.
En el tercer cuarto, Palenzuela (¿por qué me suena a música su nombre?) ya llevaba la "elástica" rival, apareció Edwards, fue el mejor de La Palma. Metió 11 puntos, con dos triples, lo apoyó Arrocha, aquel triple de Taylor... pero el Zaragoza aguantaba. Los "jodidos" tenían a Lescano, Faverani... mucha gente. Pero el "UB" se fue al último parón ganando, 63-61.
Y en los últimos diez minutos, ellos ya habían realizado todas las variaciones defensivas posibles, con zonas presionantes y ajustes detrás, La Palma tuvo sus opciones de ganar, tras remontar aquel 71-77 y ponerse 79-77, pero esta vez, aunque duela, la fortuna, no más explicación, estuvo del lado del rico. ¡Que juego más injusto!
UB La Palma: Mena (9), Wachsmann (9), Albert (8), Liñán (5), Edwards (21), -inicial-, Koffi (1), Taylor (7), Bárcenas (5) y Arrocha (16).
CAI Zaragoza: Lescano (21), Evans (10), Victoriano (13), Onyekwe (9), Starosta (2), -inicial-, Maraker (5), Faverane (12), Corbacho (6), Colón (4) y Maio (-).
Árbitros: Palenzuela, si le ponen una camisa roja ya juega en el CAI; y Velasco, bien. Excluyeron con cinco faltas al visitante Lescano.
Parciales: 6-13, 22-28, 25-37, 40-41, -descanso-, 49-47, 63-61, 69-72 y 81-82.
Incidencias: Encuentro disputado en el pabellón insular de Miraflores ante unos 800 espectadores que viven, sienten y saben de baloncesto.
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