EL DIA: El "UB" dominó, impuso su estilo, ganó el rebote... tuvo miedo y ganó el Manresa.
La Palma tuvo el encuentro bien encarrilado durante los tres primeros cuartos, dosificando esfuerzos para llegar a la recta final con mayor frescura, pero cuando llegó el momento de la verdad, en 10 minutos claves, jugó sin "cabeza", falló tres pases consecutivos, tiró mal, defendió peor y acabó por dar la victoria al Ricoh.
V. MARTÍN, La Palma
El que tenga miedo que no juegue. Que se vaya. La Palma siempre ha sido valiente, es su seña de identidad, y ayer, ante el Manresa, sus absurdos temores, ¿ a qué?, le llevaron a la derrota. Un encuentro ganado que se regala por desprecio a la calidad propia. Si lo ajeno, por casualidad, es mejor y te gana, lo aplaudes y te callas la boquita. Pero no. Te vas del pabellón "rojo" del mosqueo y sabiendo que el "UB" no puede ir llorando, más no, su humildad. No da pena. Ninguna. Tiene equipo para todo y que no venda más "gaitas".
Doce planteó el partido al músculo. Dejó fuera a los "artistas", Arrocha, Edwards y Taylor, y apostó por los "mineros". Ellos, los ajenos, son fuertes, se mandan ocho "rones" y no los tumbas. El técnico lo sabía. Puso pelea, orgullo, entrega, eso que nos gusta a los palmeros, y La Palma aguantó. Fue mejor. Wachsmann (¡vaya tío!), Albert, Mena... tiró arriba, tiro abajo. Manresa no se andaba con chiquitas, pero tampoco dominada. Era un 19-21 entretenido.
En el segundo cuarto, ya había mezcla de obreros y capataces, el "UB" entremezcló su poder exterior con su trabajo bajo tablero. Acabas amando al equipo. Es como la mujer del arqueólogo, que es más amada cuanto más vieja se pone. En la "pelea", el Manresa perdió a Scott. Las faltas lo mandaron al bando. Todo en defensa individual, sin alteraciones, aunque Doce utilizó a Sebas para parar al base y puso a Taylor sobre un escolta. La Palma tomó ventaja. 39-34.
El tercer período es eléctrico. Liñán mete un triple, Martínez (¡qué bueno eres!) lo devuelve. Ellos son un poco más sólidos y Asslein y un triple de González da oxígeno a Ricoh. La Palma no se rinde. Se saca los "dientes" y muerde la pista. Se agarra y Wachsmann y Albert se adueñan de la pintura. El público grita, se entrega, el partido se iguala. Para mantener esa idea de juego, hay que morir por ella. Un 59-59 que apasionaba.
Aquí, justo en este momento, tome aire (usted que lee). No se mosqueé. Que la vida no es sólo baloncesto. Hasta el inicio del cuarto período, nadie se acordaba de que no metíamos un tiro libre (21/33) ni que los dos americanos, Edwards y Taylor (acabaron con 9 puntos entre los dos), no eran decisivos. Era aquel tiempo feliz en que éramos tan desgraciados. ¿Y qué?, nos gustaba el "UB".
Luego, ya no. Menos el arranque, bastante igualado, el final no es lo que quiere la grada ni el amante a lo blanquiazul. Tres pérdidas por pases absurdos, mal defensa, nulos en ataque... el técnico lo calificó de "falta de concentración". Sí, ya. Y un "jamón". Eso es miedo. Caballero, usted perdone, pero en mi barrio se llama estar "cagado". Ellos tuvieron más tranquilidad, mejor elección y entre Martínez, Feliu y poco más nos mandaron a la derrota. Y punto. No les digan más, a ninguno de los nuestros, que son pobres y esas tonterías. Este equipo necesita saber, desde ya, que es bueno.
UB La Palma: Mena (5), Liñán (13), Wachsmann (11), Koffi (9), Sestokas (1), -inicial-, Albert (17), Taylor (4), Edwards (5) y Arrocha (11).
Manresa: Martínez (24), Asselin (10), Sánchez (7), González (7), Scott (13), -inicial-, Llul (2), Venturini (2), Callahan (5), Feliu (7) y Llorant (5).
Árbitros: Garmendia y Prada. Ejemplar. Un gran arbitraje.
Parciales: 12-9, 19-21, 28-25, 39-34, -descanso-, 45-46, 59-59, 69-71 y 76-82.
Incidencias: Encuentro disputado en el pabellón insular de Miraflores ante unos mil aficionados. Gran nivel artístico en el grupo de baile que interviene en los tiempos de descanso.
V. MARTÍN, La Palma
El que tenga miedo que no juegue. Que se vaya. La Palma siempre ha sido valiente, es su seña de identidad, y ayer, ante el Manresa, sus absurdos temores, ¿ a qué?, le llevaron a la derrota. Un encuentro ganado que se regala por desprecio a la calidad propia. Si lo ajeno, por casualidad, es mejor y te gana, lo aplaudes y te callas la boquita. Pero no. Te vas del pabellón "rojo" del mosqueo y sabiendo que el "UB" no puede ir llorando, más no, su humildad. No da pena. Ninguna. Tiene equipo para todo y que no venda más "gaitas".
Doce planteó el partido al músculo. Dejó fuera a los "artistas", Arrocha, Edwards y Taylor, y apostó por los "mineros". Ellos, los ajenos, son fuertes, se mandan ocho "rones" y no los tumbas. El técnico lo sabía. Puso pelea, orgullo, entrega, eso que nos gusta a los palmeros, y La Palma aguantó. Fue mejor. Wachsmann (¡vaya tío!), Albert, Mena... tiró arriba, tiro abajo. Manresa no se andaba con chiquitas, pero tampoco dominada. Era un 19-21 entretenido.
En el segundo cuarto, ya había mezcla de obreros y capataces, el "UB" entremezcló su poder exterior con su trabajo bajo tablero. Acabas amando al equipo. Es como la mujer del arqueólogo, que es más amada cuanto más vieja se pone. En la "pelea", el Manresa perdió a Scott. Las faltas lo mandaron al bando. Todo en defensa individual, sin alteraciones, aunque Doce utilizó a Sebas para parar al base y puso a Taylor sobre un escolta. La Palma tomó ventaja. 39-34.
El tercer período es eléctrico. Liñán mete un triple, Martínez (¡qué bueno eres!) lo devuelve. Ellos son un poco más sólidos y Asslein y un triple de González da oxígeno a Ricoh. La Palma no se rinde. Se saca los "dientes" y muerde la pista. Se agarra y Wachsmann y Albert se adueñan de la pintura. El público grita, se entrega, el partido se iguala. Para mantener esa idea de juego, hay que morir por ella. Un 59-59 que apasionaba.
Aquí, justo en este momento, tome aire (usted que lee). No se mosqueé. Que la vida no es sólo baloncesto. Hasta el inicio del cuarto período, nadie se acordaba de que no metíamos un tiro libre (21/33) ni que los dos americanos, Edwards y Taylor (acabaron con 9 puntos entre los dos), no eran decisivos. Era aquel tiempo feliz en que éramos tan desgraciados. ¿Y qué?, nos gustaba el "UB".
Luego, ya no. Menos el arranque, bastante igualado, el final no es lo que quiere la grada ni el amante a lo blanquiazul. Tres pérdidas por pases absurdos, mal defensa, nulos en ataque... el técnico lo calificó de "falta de concentración". Sí, ya. Y un "jamón". Eso es miedo. Caballero, usted perdone, pero en mi barrio se llama estar "cagado". Ellos tuvieron más tranquilidad, mejor elección y entre Martínez, Feliu y poco más nos mandaron a la derrota. Y punto. No les digan más, a ninguno de los nuestros, que son pobres y esas tonterías. Este equipo necesita saber, desde ya, que es bueno.
UB La Palma: Mena (5), Liñán (13), Wachsmann (11), Koffi (9), Sestokas (1), -inicial-, Albert (17), Taylor (4), Edwards (5) y Arrocha (11).
Manresa: Martínez (24), Asselin (10), Sánchez (7), González (7), Scott (13), -inicial-, Llul (2), Venturini (2), Callahan (5), Feliu (7) y Llorant (5).
Árbitros: Garmendia y Prada. Ejemplar. Un gran arbitraje.
Parciales: 12-9, 19-21, 28-25, 39-34, -descanso-, 45-46, 59-59, 69-71 y 76-82.
Incidencias: Encuentro disputado en el pabellón insular de Miraflores ante unos mil aficionados. Gran nivel artístico en el grupo de baile que interviene en los tiempos de descanso.
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