EL DIA: Llega el "derby".
El pabellón de Miraflores, en Santa Cruz de La Palma, será mañana (12:30 horas) el escenario del siempre interesante UB La Palma CajaCanarias-Tenerife Rural. Un encuentro en el que la pasión sólo la vivirán las aficiones.
FOTO: Pedro Jaubert
V.M./ A.A., La Palma/Tenerife
El orgullo por ganar al vecino que vive en el "ático", la sensación de superar al hermano rico, son propias en La Palma antes de un encuentro de rivalidad ante el Tenerife. Es, por encima de otras circunstancias, esa cualidad de unidad, de representatividad, que distingue a la camiseta blanquiazul y que mantiene, sí mantiene, al baloncesto palmero en LEB.
El Tenerife encontrará un pabellón "encendido". Miraflores, en momentos especiales, es un "infierno" para lo ajeno. Serán cerca de 2.000 personas con un sólo grito: "UB". En el equipo tinerfeño lo saben. Edu Sánchez, Fran Sánchez, Virgil y, sobre todo, Rafa Sanz son conscientes de que La Palma vive los encuentros de rivalidad de una forma distinta, una singularidad que, en verdad, engrandece a este deporte.
Hablar de claves ante de un partido tan diferente es complicado. Sanz comprende, él lo tiene claro, que el "UB" se apoya en la inspiración ofensiva de Sebas, Edwards y Taylor. Si los tres están a su nivel, que no es fácil, lo mejor es resguardarse y esperar que salga el sol. Debajo, espacio reservado para el músculo, la pelea parece abierta y en los palmeros la referencia es, lo es, Albert. Eso sí, "Wasman" está sorprendiendo y aporta como local por encima incluso de lo establecido. Virgil deberá, seguro, multiplicarse.
Es, en definitiva, un partido más abierto. Las diferencias económicas, estructurales y, sobre todo, de orgullo por el juego son muy distintas. La temporada pasada, La Palma ganó a un Tenerife que, al menos en Miraflores, no demostró sentirse orgulloso de su elástica. Ahora, con lo "exportado" desde la Isla Bonita, hay una cosa clara, evidente, y es que los visitantes se dejan la piel. La piel y el alma.
En el bando tinerfeñista el "derby", en efecto, se vive de otra manera. La pasión brilla por su ausencia. La plantilla y cuerpo técnico afrontarán la visita a Miraflores como si se tratara de un partido más del calendario. No hay diferencia y así lo dejó bien claro Rafa Sanz en su comparecencia de ayer ante los medios.
La definición "rivalidad provincial" la deja para la calle, matizando que allí -en la Isla Bonita-, se vive este tipo de encuentros con más interés que el que palpa en casa. Y tiene razón el cordobés, pues con la escasez de sangre canaria en uno y otro plantel, el sentimiento por una camiseta y la ilusión por ganarle al rival provincial sólo lo vive la afición, el llamado "jugador número 6".
Sí queda, y hay que alegrarse por ello, la profesionalidad. La que invita a jugadores y técnicos a ir al "fortín" palmero con la obligación de sudar la camiseta, conscientes de la importancia de los dos puntos en litigio.
Será complicado salir victorioso ante un rival que va a estar bien arropado por su parroquia y en un feudo en el que la pasada temporada fue objeto de una clara humillación deportiva. Pero, como también dejó caer Rafa Sanz, con su irónico lenguaje, aquí se sigue mirando al pasado, cuando debe ocupar y preocupar el presente. Y el del Tenerife Rural no es, precisamente, para echar voladores y creer que con la historia y el nombre se le va a ganar mañana al UB La Palma.
La visita a Miraflores la asume con la clara intención de buscar éxito y así encadenar dos victorias consecutivas lo que, dependiendo de otros resultados de la jornada, le permitirá escalar peldaños en la clasificación. Para ello contará con el respaldo de al menos una treintena de seguidores en la grada.
FOTO: Pedro Jaubert
V.M./ A.A., La Palma/Tenerife
El orgullo por ganar al vecino que vive en el "ático", la sensación de superar al hermano rico, son propias en La Palma antes de un encuentro de rivalidad ante el Tenerife. Es, por encima de otras circunstancias, esa cualidad de unidad, de representatividad, que distingue a la camiseta blanquiazul y que mantiene, sí mantiene, al baloncesto palmero en LEB.
El Tenerife encontrará un pabellón "encendido". Miraflores, en momentos especiales, es un "infierno" para lo ajeno. Serán cerca de 2.000 personas con un sólo grito: "UB". En el equipo tinerfeño lo saben. Edu Sánchez, Fran Sánchez, Virgil y, sobre todo, Rafa Sanz son conscientes de que La Palma vive los encuentros de rivalidad de una forma distinta, una singularidad que, en verdad, engrandece a este deporte.
Hablar de claves ante de un partido tan diferente es complicado. Sanz comprende, él lo tiene claro, que el "UB" se apoya en la inspiración ofensiva de Sebas, Edwards y Taylor. Si los tres están a su nivel, que no es fácil, lo mejor es resguardarse y esperar que salga el sol. Debajo, espacio reservado para el músculo, la pelea parece abierta y en los palmeros la referencia es, lo es, Albert. Eso sí, "Wasman" está sorprendiendo y aporta como local por encima incluso de lo establecido. Virgil deberá, seguro, multiplicarse.
Es, en definitiva, un partido más abierto. Las diferencias económicas, estructurales y, sobre todo, de orgullo por el juego son muy distintas. La temporada pasada, La Palma ganó a un Tenerife que, al menos en Miraflores, no demostró sentirse orgulloso de su elástica. Ahora, con lo "exportado" desde la Isla Bonita, hay una cosa clara, evidente, y es que los visitantes se dejan la piel. La piel y el alma.
En el bando tinerfeñista el "derby", en efecto, se vive de otra manera. La pasión brilla por su ausencia. La plantilla y cuerpo técnico afrontarán la visita a Miraflores como si se tratara de un partido más del calendario. No hay diferencia y así lo dejó bien claro Rafa Sanz en su comparecencia de ayer ante los medios.
La definición "rivalidad provincial" la deja para la calle, matizando que allí -en la Isla Bonita-, se vive este tipo de encuentros con más interés que el que palpa en casa. Y tiene razón el cordobés, pues con la escasez de sangre canaria en uno y otro plantel, el sentimiento por una camiseta y la ilusión por ganarle al rival provincial sólo lo vive la afición, el llamado "jugador número 6".
Sí queda, y hay que alegrarse por ello, la profesionalidad. La que invita a jugadores y técnicos a ir al "fortín" palmero con la obligación de sudar la camiseta, conscientes de la importancia de los dos puntos en litigio.
Será complicado salir victorioso ante un rival que va a estar bien arropado por su parroquia y en un feudo en el que la pasada temporada fue objeto de una clara humillación deportiva. Pero, como también dejó caer Rafa Sanz, con su irónico lenguaje, aquí se sigue mirando al pasado, cuando debe ocupar y preocupar el presente. Y el del Tenerife Rural no es, precisamente, para echar voladores y creer que con la historia y el nombre se le va a ganar mañana al UB La Palma.
La visita a Miraflores la asume con la clara intención de buscar éxito y así encadenar dos victorias consecutivas lo que, dependiendo de otros resultados de la jornada, le permitirá escalar peldaños en la clasificación. Para ello contará con el respaldo de al menos una treintena de seguidores en la grada.
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