EL MUNDO-LACRÓNICA.COM: Peterson, existe; León, gana.

EL MUNDO-LACRÓNICA / LA PALMA.

Jaime Peterson existe. Apareció ayer como por arte de magia. El americano (aún no tiene pasaporte comunitario) más cuestionado de las últimas dos temporadas dejó de ser un alma en vilo en La Palma y se presentó inmenso, intratable, imparable en un partido que se presumía de lo más complicado. Apareció Peterson, fue el mejor, y habrá que dar la razón a quienes le han defendido a capa y espada cuando sus actuaciones habían sido realmente lamentables. Para sorpresa general quien hasta hace unas horas parecía descartado para este equipo y esta Liga resultó un titán, referencia inequívoca para los suyos y draconiano enemigo para La Palma.

Peterson, bien situado en todo momento pare recibir todo tipo de asistencias (algunas, incluso, que parecían casi imposibles) sumó a la conclusión del partido 21 puntos y 6 rebotes, lo que le permitió sumar 22 de valoración global. No hubo nadie mejor que él, y el premio fue una merecida victoria para el equipo, la segunda, en una temporada que se presume larga y complicada, en la que a Baloncesto León le tocará pelearse con millonarios rivales.

Pero la felicidad nunca es completa en el equipo de Gustavo Aranzana. Es pronto, y sería mucho exigir que a estas alturas se pudiera ver un 'partido perfecto'. Hubo juego interior y Peterson se ganó el sueldo, y bien, pero esta vez no aparecieron jugadores que se presumen de vital importancia. Terrence Leather, el MVP de la última jornada, estuvo desaparecido. Es intermitente, y ese mal se tendrá que curar con el paso de las jornadas. No hay otra terapia. Tampoco estuvo el mejor Quinteros. Los rivales le temen como a la peor de las enfermedades, tanto, que ayer se vio sometido a un marcaje tremendo, que rozó la legalidad durante toda la noche.

De nuevo el papel de 'jugón' en el exterior le correspondió a Bulfoni, sensacional en el tercer y en el último cuarto, precisamente cuando el equipo más necesitaba de sus servicios. Pero el partido nunca estuvo claro para Baloncesto León. La Palma es una cancha maldita. El último año un triple letal en el último segundo de partido partió por la mitad al cuadro capitalino.

Se temía por un final de este pelo, tan complicado, y sucedió. Siguiendo ese guión casi de película de terror el partido tuvo un aspecto tan comprometido que a falta de 13 segundos para el bocinazo final, Baloncesto León sintió como nunca el aliento de su rival. 74-77 se podía ver en el electrónico. Aranzana pidió tiempo muerto. Y fue muy claro ante sus jugadores: «¡No permitimos triples! ¡No permitimos triples! ¡Señores! ¡Atentos! ¡No permitimos triples! ¡Hacemos personal!».

Bulfoni, mientras, muy molesto, lanzaba una botella al suelo. Había tenido el partido en su mano y no lo había matado, aunque como recompensa le queda su enorme aportación en los dos últimos cuartos del encuentro. Las órdenes de Aranzana se siguieron al pie de la letra y Bernabé le plantó un manotazo a Taylor. El balón se fue de nuevo a la banda y quedaban siete segundos.

Otra vez con los nervios a flor de piel. De nuevo Aranzana pidiendo tranquilidad desde la banda. De nuevo la tensión que se podía palpar en el ambiente. Taylor pidió el balón y casi sin pensárselo se tiró el triple. Pero aquella bola no entró. 74-77, y tiros libres. Lucho Fernández no erró. Su muñeca fue la de un francotirador. 74-79. Victoria, la segunda. León sigue sumando.

«Ganar en esta cancha es complicado, pero lo hemos conseguido. Hay que estar contentos», decía Bernabé a la conclusión del encuentro. Tenía toda la razón. En esta isla La Palma nunca se rinda, la cancha siempre incomoda. Pero Baloncesto León se fue con la victoria. La segunda.