EL PROGRESO: A un tiro de piedra.
Cusworth conduce al Breogán a la victoria. El pívot estadounidense cuaja una gran actuación en el triunfo lucense sobre el La Palma.

Paco Basanta / El Progreso (Lugo)
El Breogán solo depende de sí mismo para alcanzar el ascenso directo, tras la victoria cosechada este sábado ante el La Palma (89-73). Es la feliz consecuencia de una jornada absolutamente beneficiosa para el equipo lucense. Las derrotas del Alicante, Melilla y Valladolid, dejan a Breogán y Tenerife como los más inmediatos perseguidores del Lucentum, próximo visitante del Pazo dos Deportes, y a una sola victoria de distancia.
Conociendo estos resultados, todos ellos producidos en la tarde del viernes, el triunfo del Breogán ante el UB La Palma adquiría una especial relevancia. Implicaba la gran oportunidad de colocarse en una inmejorable posición de cara a la lucha por el ascenso.
Posiblemente esta circunstancia ya podría explicar en sí mismo el ambiente un tanto especial que se vivía en los momentos previos al encuentro y que no se correspondía, desde luego, con el habitual a un partido cualquiera de temporada. Lo cierto es que se notaba la tensión y la emoción que antecede a los grandes eventos.
Y es que, definitivamente, no solo se trataba de celebrar, si se conseguía, un triunfo sin duda importante pero en absoluto definitivo. Las pobladas gradas del Pazo ansiaban, así quedó patente desde el primer minuto, demostrar su absoluta complicidad con un equipo que está exhibiendo una gran solidez e implicación superando, a base de calidad y esfuerzo, todos los obstáculos que en forma de lesiones le agobian desde el inicio de temporada.
El alto grado de emotividad que definía el escenario del encuentro se completó con el entrañable homenaje que antes del encuentro— al final los jugadores también le dedicaron el triunfo— plantilla, directivos y afición dedicaron al fallecido presidente de la Peña Breogán, Julio Vila.
Probablemente, toda esta puesta en escena contribuyó a un inicio de partido un tanto descontrolado, sobre todo por parte local. El Breogán quiso ganar antes de tiempo y esto le complicó la vida durante la primera mitad. La ansiedad e impaciencia de los breoganistas se tradujo en más pérdidas de balón de las debidas y en malas selecciones de lanzamiento que además de los efectos propios en el juego ofensivo permitieron al rival anotar con cierta facilidad durante el primer cuarto (23-23).
El Breogán no acababa de encontrarse cómodo pero el UB La Palma tampoco era capaz de controlar el ritmo de juego. Así, la igualdad se mantuvo durante gran parte del segundo cuarto, hasta que una canasta triple de Dani López — (42-38) minuto 17– marcó el inicio del distanciamiento local. El conjunto lucense llegó al descanso con cinco puntos de ventaja (48-43). Todo cambió en la reanudación.
El Breogán encontró la calma y la paciencia de las que antes había carecido y con esto se inició el fin de la resistencia canaria. A los tres minutos de la reanudación el Breogán ya ganaba por doce puntos de diferencia (55-43), después de un parcial inicial del tercer cuarto de 7-0. Pero en el mejor momento de juego de los locales se produjo la lesión de Morentin.
El bullicio del Pazo se convirtió en silencio y las caras de los técnicos y jugadores breoganistas eran el reflejo de la contrariedad e impotencia ante tanto infortunio. La lesión del pívot pucelano —que según las primeras previsiones médicas sufre una torcedura de tobillo que, en principio, no le impedirá jugar el viernes en Santiago— enfrió, más bien congeló, el buen momento de juego de su equipo.
El Breogán encajó en los dos minutos siguientes un parcial de 4- 12 que volvía a llevar la inquietud a las filas locales, (59-55). Pero la intranquilidad duró poco. De ello se encargaron primero Spencer Gloger, que desde ese momento hasta el minuto 32 anotaría los diez puntos de su equipo (69-61) y luego Brian Cusworth, el gran protagonista del último cuarto, que anotaría, también de forma consecutiva, otros diez puntos para dejar el marcador en un ya claro (79-63) del minuto 36.
A partir de aquí, el encuentro volvió a recobrar su parte más emotiva. Cada sustitución era correspondida por una ovación de un público que, con el partido prácticamente decidido, pudo al fin disfrutar del trabajado triunfo de su equipo.

Paco Basanta / El Progreso (Lugo)
El Breogán solo depende de sí mismo para alcanzar el ascenso directo, tras la victoria cosechada este sábado ante el La Palma (89-73). Es la feliz consecuencia de una jornada absolutamente beneficiosa para el equipo lucense. Las derrotas del Alicante, Melilla y Valladolid, dejan a Breogán y Tenerife como los más inmediatos perseguidores del Lucentum, próximo visitante del Pazo dos Deportes, y a una sola victoria de distancia.
Conociendo estos resultados, todos ellos producidos en la tarde del viernes, el triunfo del Breogán ante el UB La Palma adquiría una especial relevancia. Implicaba la gran oportunidad de colocarse en una inmejorable posición de cara a la lucha por el ascenso.
Posiblemente esta circunstancia ya podría explicar en sí mismo el ambiente un tanto especial que se vivía en los momentos previos al encuentro y que no se correspondía, desde luego, con el habitual a un partido cualquiera de temporada. Lo cierto es que se notaba la tensión y la emoción que antecede a los grandes eventos.
Y es que, definitivamente, no solo se trataba de celebrar, si se conseguía, un triunfo sin duda importante pero en absoluto definitivo. Las pobladas gradas del Pazo ansiaban, así quedó patente desde el primer minuto, demostrar su absoluta complicidad con un equipo que está exhibiendo una gran solidez e implicación superando, a base de calidad y esfuerzo, todos los obstáculos que en forma de lesiones le agobian desde el inicio de temporada.
El alto grado de emotividad que definía el escenario del encuentro se completó con el entrañable homenaje que antes del encuentro— al final los jugadores también le dedicaron el triunfo— plantilla, directivos y afición dedicaron al fallecido presidente de la Peña Breogán, Julio Vila.
Probablemente, toda esta puesta en escena contribuyó a un inicio de partido un tanto descontrolado, sobre todo por parte local. El Breogán quiso ganar antes de tiempo y esto le complicó la vida durante la primera mitad. La ansiedad e impaciencia de los breoganistas se tradujo en más pérdidas de balón de las debidas y en malas selecciones de lanzamiento que además de los efectos propios en el juego ofensivo permitieron al rival anotar con cierta facilidad durante el primer cuarto (23-23).
El Breogán no acababa de encontrarse cómodo pero el UB La Palma tampoco era capaz de controlar el ritmo de juego. Así, la igualdad se mantuvo durante gran parte del segundo cuarto, hasta que una canasta triple de Dani López — (42-38) minuto 17– marcó el inicio del distanciamiento local. El conjunto lucense llegó al descanso con cinco puntos de ventaja (48-43). Todo cambió en la reanudación.
El Breogán encontró la calma y la paciencia de las que antes había carecido y con esto se inició el fin de la resistencia canaria. A los tres minutos de la reanudación el Breogán ya ganaba por doce puntos de diferencia (55-43), después de un parcial inicial del tercer cuarto de 7-0. Pero en el mejor momento de juego de los locales se produjo la lesión de Morentin.
El bullicio del Pazo se convirtió en silencio y las caras de los técnicos y jugadores breoganistas eran el reflejo de la contrariedad e impotencia ante tanto infortunio. La lesión del pívot pucelano —que según las primeras previsiones médicas sufre una torcedura de tobillo que, en principio, no le impedirá jugar el viernes en Santiago— enfrió, más bien congeló, el buen momento de juego de su equipo.
El Breogán encajó en los dos minutos siguientes un parcial de 4- 12 que volvía a llevar la inquietud a las filas locales, (59-55). Pero la intranquilidad duró poco. De ello se encargaron primero Spencer Gloger, que desde ese momento hasta el minuto 32 anotaría los diez puntos de su equipo (69-61) y luego Brian Cusworth, el gran protagonista del último cuarto, que anotaría, también de forma consecutiva, otros diez puntos para dejar el marcador en un ya claro (79-63) del minuto 36.
A partir de aquí, el encuentro volvió a recobrar su parte más emotiva. Cada sustitución era correspondida por una ovación de un público que, con el partido prácticamente decidido, pudo al fin disfrutar del trabajado triunfo de su equipo.

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