EL DIA: El "UB" renueva su sueño.
La Palma ya está entrenando en Miraflores. La FEB le concedió al club palmero una plaza para que continuara en la categoría que perdió sobre la cancha, la LEB Oro, y la junta directiva que preside Antonio Acosta está, falta un "5", formando un equipo para intentar salvarse con solvencia.
V.M., S/C de La Palma
Ya están aquí. Ya volvieron. La mayoría son nuevos. Otros, los menos, repiten. Son, todos, unos "locos" que mantienen viva una elástica cargada de historia. Sí, es el "UB". Ese club de idiosincracia extraña. De filosofía atrayente. De ideas platónicas. De pocos recursos y pensamientos gloriosos... En la cancha, entre la pintura, se fue de la LEB. ¿Y qué? La FEB hizo justicia. La Palma ya entrena pensando en que el Oro es su metal. Su color. Su liga.
Es un equipo con poco en la caja, casi nada, pero de mucha palabra. De firmar contratos sobre la "biblia". De una aureola comprometida. Rafa Sanz, ahora en el Tenerife, ya dijo que La Palma es "un club distinto". Es, seguro, la forma más escueta de definirlo. Carlos Toledo, el creador del sueño, fue un poco más lejos y afirmó en su día que el "UB" es "un barco lleno de orgullo". ¿Quién sabe?
Ayer, en uno de los primeros días de trabajo, el pabellón insular de Miraflores estaba vacío. Aquellas gradas, la mayoría de madera, todavía no tenían el grado de emotividad que trasmite lo blanquiazul. Faltaban los aficionados. Llegarán. En ese silencio, la plantilla, bajo las órdenes de Domingo Rodríguez, intentaba asumir los primeros conceptos tácticos. Mostrar, cada jugador, sus mejores argumentos. Es el principio, pero ya es evidente que falta un "5", un hombre grande, enorme, de talento, de atrevimiento en la pintura, que ofrezca, al fin y al cabo, un salto de nivel importante al colectivo. A un grupo joven, con "hambre" de baloncesto, en el que sobresale la veteranía de un palmero, de Sebas Arrocha.
Y detrás de todo, fuera del escenario principal, está una directiva nueva, joven, con fuerzas, que antes de mandar han sabido jugar a este bendito deporte. Amarlo desde la cancha. Y sí, necesita apoyos. Oxígeno. Alguno, cada uno es como es, quiso sacar del medio a Antonio Acosta antes de cimentar su camino. Darle con una pluma en las rodillas para que abandonara la "nave". Se queda. ¿Duele? ¿Mucho?... Al final, La Palma está donde merece y peleará un año más, otra campaña, por una categoría que quizás, es así, algún año lo supere. Mientras tanto, toca divertirse, jugar para sentirse mejor, y disfrutar de la fiesta cada 15 días. ¿Se apunta?
V.M., S/C de La Palma
Ya están aquí. Ya volvieron. La mayoría son nuevos. Otros, los menos, repiten. Son, todos, unos "locos" que mantienen viva una elástica cargada de historia. Sí, es el "UB". Ese club de idiosincracia extraña. De filosofía atrayente. De ideas platónicas. De pocos recursos y pensamientos gloriosos... En la cancha, entre la pintura, se fue de la LEB. ¿Y qué? La FEB hizo justicia. La Palma ya entrena pensando en que el Oro es su metal. Su color. Su liga.
Es un equipo con poco en la caja, casi nada, pero de mucha palabra. De firmar contratos sobre la "biblia". De una aureola comprometida. Rafa Sanz, ahora en el Tenerife, ya dijo que La Palma es "un club distinto". Es, seguro, la forma más escueta de definirlo. Carlos Toledo, el creador del sueño, fue un poco más lejos y afirmó en su día que el "UB" es "un barco lleno de orgullo". ¿Quién sabe?
Ayer, en uno de los primeros días de trabajo, el pabellón insular de Miraflores estaba vacío. Aquellas gradas, la mayoría de madera, todavía no tenían el grado de emotividad que trasmite lo blanquiazul. Faltaban los aficionados. Llegarán. En ese silencio, la plantilla, bajo las órdenes de Domingo Rodríguez, intentaba asumir los primeros conceptos tácticos. Mostrar, cada jugador, sus mejores argumentos. Es el principio, pero ya es evidente que falta un "5", un hombre grande, enorme, de talento, de atrevimiento en la pintura, que ofrezca, al fin y al cabo, un salto de nivel importante al colectivo. A un grupo joven, con "hambre" de baloncesto, en el que sobresale la veteranía de un palmero, de Sebas Arrocha.
Y detrás de todo, fuera del escenario principal, está una directiva nueva, joven, con fuerzas, que antes de mandar han sabido jugar a este bendito deporte. Amarlo desde la cancha. Y sí, necesita apoyos. Oxígeno. Alguno, cada uno es como es, quiso sacar del medio a Antonio Acosta antes de cimentar su camino. Darle con una pluma en las rodillas para que abandonara la "nave". Se queda. ¿Duele? ¿Mucho?... Al final, La Palma está donde merece y peleará un año más, otra campaña, por una categoría que quizás, es así, algún año lo supere. Mientras tanto, toca divertirse, jugar para sentirse mejor, y disfrutar de la fiesta cada 15 días. ¿Se apunta?
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